VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL, ETICA Y GESTIÓN DEL RIESGO

Luis Alberto Vargas Ballén[1]
RESUMEN
La tesis del autor es que diseñar y construir viviendas para pobres no implica diseñarlas y construirlas pobremente.  Se sugiere un alto grado de responsabilidad social del arquitecto en la construcción de la vivienda social y del hábitat, la cual implica, además, de la transferencia de su conocimiento, un esfuerzo en la redistribución de la riqueza social, que puede expresarse en diseños y proyectos de calidad para grupos familiares de escasos recursos que merecen vivir con dignidad.

He solicitado con mucho respeto y admiración a la Revista Escala y sus editores, incorporar este escrito en las Memorias del Concurso ConvivE-3 para tratar de llamar la atención de los futuros profesionales de la arquitectura, y por qué no de los actuales[2] en dos aspectos que considero fundamentales, la ética y la gestión del riesgo; para que el país logre encontrar nuevamente[3] la senda de progreso en cuanto a la producción de vivienda social se refiere. 
Uno u otro aspecto, dependiendo de la forma como se afronten en la vida profesional, impactarán decididamente en las finanzas de cualquier proyecto de construcción, pero tendrá mayor impacto en aquellos de mayor sensibilidad, por el bajo nivel de utilidad que arrojan, como lo son los proyectos de vivienda de interés social.

PRIMER ASPECTO: LOS PRINCIPIOS ÉTICOS.
Este primero se refiere a la es imperiosa necesidad de actuar con ética, en función de valores y principios que dignifiquen la profesión, a la sociedad y a los hogares más vulnerables de nuestra sociedad. 
Recomendamos por ello estudiar, repasar, interiorizar y trabajar diariamente basados en el Código de Ética de la arquitectura (Ley 435 de 1998), actuando con responsabilidad, honestidad y compromiso, sería suficiente para lograr buenos resultados profesionales y hacer un gran aporte al progreso de la sociedad en general.  Resulta obvio que el arquitecto no es el único responsable de la generación de espacios dignos para el hábitat de los colombianos, en esta labor le acompañan muchos otros profesionales, técnicos y en general todas las personas que trabajan en el sector, incluso los usuarios y beneficiarios, por cuanto una vez reciben las viviendas comienzan una serie de intervenciones sin ningún criterio técnico afectando estructuralmente y arquitectónicamente lo construido, a ellos también les hacemos un llamado para actuar responsablemente.
Administrar, planificar, ejecutar y controlar cualquier proyecto constructivo, basado en los principios de la ética, nos sensibiliza para visualizar, gestionar y mitigar los riesgos inherentes a la actividad profesional orientada a los sectores más deprimidos de la sociedad.
Gráfico 1. Riesgos – Apuesta de Valor.


SEGUNDO ASPECTO: LA GESTION DEL RIESGO.
Es necesario advertir a los nuevos profesionales sobre la necesidad de estudiar, evaluar, cuantificar, gestionar y administrar los riesgos que están implícitos en la gestión de la producción de vivienda social y el hábitat.  En este aspecto lo primero que un arquitecto debe evaluar, desde el punto de vista ambiental, es la amenaza y vulnerabilidad de los terrenos en donde se pretendan adelantar los proyectos habitacionales, para advertir todas aquellas posibles deficiencias que puedan, en determinado momento, materializarse en riesgos que generen la pérdida de vidas humanas y de recursos que siempre serán escasos[4].
El análisis de riesgos sobre el cual quiero llamar la atención, es el que procede de fallas, errores, omisiones, imprevisión, falta de planificación, desconocimiento, ignorancia y en general aquellas actitudes y circunstancias que derivan en perdidas o demandan mayores recursos a la empresa y afectan de manera ostensible la profesión y credibilidad del arquitecto, y posteriormente tienen un alto impacto negativo en el patrimonio de las familias más pobres y en los presupuestos gubernamentales[5]. 
La anticipación, el análisis y la gestión nos permitirán enfrentarnos con algún grado de profesionalismo a los denominados riesgos legales o políticos, de mercado, de contraparte, de liquidez, financiero y operativo que más afectan a los proyectos habitacionales[6].
Gráfico 2. Modelo de Gestión del Riesgo

El arquitecto debe oponerse a desarrollar cualquier tipo de diseño y de proyecto en un terreno que presente debilidades y amenazas que no puedan ser mitigadas técnicamente para garantizar la estabilidad y seguridad de las construcciones y salvaguardar la vida y la integridad  de las personas que en ellas habiten.
La administración moderna, especialmente en el sistema financiero ha establecido modelos que posibilitarían hacer una proyección, con base en la cual los arquitectos podrían anticiparse a la ocurrencia de cualquiera de los tipos de riesgo antes mencionados; los Acuerdos de Basilea (1999) son un buen ejemplo, en este tipo de análisis nos hemos apoyado en ellos para proponer una debida administración y gestión de los riesgos inherentes al sector de la construcción de la vivienda de interés social y prioritario como se ha dado en llamarla en el último gobierno.
La gestión del riesgo no debe ser vista como algo complejo, es evidente que el arquitecto que involucre en cada uno de sus proyectos los principios de la dirección de proyectos, estará en alguna medida mejor preparado para afrontar o anticiparse a los riesgos, que aquel que simplemente actúa por instinto, con improvisación y sin mayor planificación.
Es muy importante conocer y administrar todo el ciclo de vida del proyecto, esto resulta indispensable para garantizar la sustentabilidad de cualquier obra, especialmente cuando se trata de urbanizaciones de vivienda de interés social: el arquitecto no puede simplemente entregar sus diseños y desprenderse de la ejecución y posterior uso del proyecto. 
Gráfico 3. La gerencia del proyecto.
               
Profesionales como Rogelio Salmona, Germán Samper, Juan Cleves, Hernando Carvajalino, y muchos otros, pensaron antes que en los diseños, en el futuro de las personas que se gozarían y crecerían en esos espacios, en su sostenibilidad, su crecimiento, su relación con el ambiente, la seguridad y desarrollo de los niños y niñas,  y con los demás espacios de la ciudad, es decir, que además de involucrase con sus diseños se comprometieron con el futuro del proyecto y con su actitud nos legaron una ciudad moderna e incluyente.   Por esa razón han transcendido y hoy son paradigmas, su ejemplo aplicado a la realidad debe ser lo mínimo que los Colombianos debemos esperar de nuestros futuros arquitectos.
El concurso ConvivE, es un espacio que busca permitirles a nuestros futuros arquitectos, enfrentarse con un mayor grado de profesionalismo a su primer proyecto de vivienda social, sólo esperamos que lo hagan con un profundo sentido ético y con mucha responsabilidad.  De igual forma aspiramos y queremos comprometernos a que esa gran cantidad de ideas de proyectos puedan convertirse en proyectos de vivienda en la realidad, esperamos que los sueños plasmados por los futuros arquitectos en los diseños se materialicen y enriquezcan a las familias más pobres del país, así no podamos entregarles muchos metros cuadrados construidos por razones financieras, por lo menos podamos entregarles diseños que valoricen el que será tal vez el único patrimonio en la vida de esas familias.
Qué mayor satisfacción para un profesional sentir y evidenciar que por sus proyectos la sociedad pudo crecer, generó progreso para todos y aportó a la justicia social.

[1] El autor es el Director de la firma eBusiness Vivienda, ha sido Asesor Financiero de los Concursos ConvivE II y III.
[2] En adelante me referiré a unos y otros como arquitectos.
[3] Digo encontrar nuevamente, porque el país tiró por la borda, o mejor sus dirigentes lo hicieron por todos nosotros, un modelo muy eficiente, efectivo y exitoso de producción de vivienda, que en su época fue liderado por el Banco Central Hipotecario y por el Instituto de Crédito Territorial,  las demás instituciones que el país ha creado o modificado para encargarse del asunto, a mi juicio, incluyendo a las actuales Fondo Nacional de Vivienda y Banco Agrario de Colombia, han fracasado estruendosamente.   Los dirigentes que tomaron esas decisiones erradas fueron los señores ex presidentes Belisario Betancourt Cuartas cuando se inventó su famoso sistema de la “vivienda sin cuota inicial” y Cesar Gaviria Trujillo, cuando como parte de su famoso “revolcón” en la reforma financiera decidió amarrar la corrección monetaria a la DTF, dejando de lado su relación y tope con la inflación.  Estas son dos principales decisiones políticas que dieron al traste con la política de vivienda social en Colombia.
[4] El estudio y evaluación de los riesgos naturales (geológicos e hidrometeoro lógicos) y antropogénicos que pueden afectar un proyecto determinado, pueden ser profundizados en los escritos del Arquitecto Mexicano Joel Audefroy, miembro del jurado calificador del ConvivE-3 quien ha desarrollado significativos avances investigativos en el Distrito Federal en México y en muchos otros países, que previa valoración pueden aplicarse en nuestro país.
[5] Un buen ejemplo de lo que no debería hacer un arquitecto puede ser estudiado en las resoluciones de declaratorias de siniestros que puso de moda, no de forma excepcional sino como la regla, el Instituto Nacional de Vivienda de Interés Social y Reforma Urbana -Inurbe- aún sin liquidar y que ahora nuevamente están tan de moda en el Fondo Nacional de Vivienda del actual Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial.
[6] Las definiciones y alcances de los riesgos pueden ser consultados en http://e-vivienda.blogspot.com o en www.evivienda.com.co.